Vacheron Constantin Patrimony Traditionnelle tourbillon 14 días esqueleto

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Las leyes de la perspectiva 

Vacheron Constantin crea un encuentro inesperado entre la tradición y la modernidad con su modelo Patrimony Traditionnelle tourbillon 14 días esqueleto. Al combinar la complicación del tourbillon y el arte del esqueleto, cuyos orígenes se remontan a los albores del siglo XIX, la manufactura va más allá de los códigos de estas técnicas ancestrales para ofrecer una composición sumamente contemporánea. Jugando con un efecto tridimensional doble, derivado de la arquitectura del movimiento 2260 SQ y de su inspiración gótica, el modelo revela una profundidad impresionante, realzada por unos componentes de líneas ingeniosamente desestructuradas.  

El primer tourbillon apareció en 1801, pero incluso hoy, solo un reducido círculo de manufacturas son capaces de desarrollar y fabricar esta complicación relojera internamente. Menos aún son aquellas capaces de fabricar un calibre de tamaña complicación, y, de ellas, muy pocas están a la altura del reto de dotarlo de una reserva de marcha de 14 días. Vacheron Constantin forma parte de este exclusivo círculo.

La combinación de un tourbillon y una reserva de marcha así de impresionante requiere de una estructura especial. El Patrimony Traditionnelle tourbillon 14 días esqueleto está equipado nada menos que con cuatro barriletes acoplados de dos en dos en la parte superior del movimiento, quedando más «completa» que la parte inferior. Vacheron Constantin ha vencido estas diferencias de volumen, estructurando el calibre 2260 SQP en varios niveles y creando así un efecto de relieve que la manufactura ha realzado mediante un grabado diseñado expresamente para destacar el efecto tridimensional.

Un estilo moderno basado en una búsqueda de la «forma dentro de la forma» 
Tradicionalmente, los artesanos grabadores siguen la línea o la curva de la platina y los puentes vaciados para crear un calibre esqueleto. Se trata de un trabajo sumamente delicado, que requiere que, pese al material extraído, las piezas interactúen a la perfección, así como producir un efecto de transparencia que pondrá de manifiesto hasta las imperfecciones más insignificantes; de modo que no admite errores.

La manufactura Vacheron Constantin, siempre sedienta de nuevos retos, alcanza un nuevo hito en este complicado arte al adoptar un planteamiento totalmente innovador con respecto a su calibre 2260 SQ. Al objeto de que el diseño esqueleto evoque la arquitectura particular del movimiento, la manufactura ha llevado a cabo una investigación estilística en torno al tema de la «forma dentro de la forma». En contra de las convenciones clásicas por las que se rige el equilibrio estético, algunos elementos mecánicos dibujan bóvedas de crucería de inspiración gótica, líneas juguetonas y curvas desestructuradas. La interacción de la luz y la estructura realza la arquitectura tridimensional del calibre e intensifica la sensación de altura y profundidad, y el contraste entre los acabados mate y pulido confiere al modelo un brillo único.

Un trabajo meticuloso
Si bien es cierto que la razón de ser del arte del esqueleto es puramente estética, las fases de fabricación se complican en comparación con las de un calibre macizo. Por ejemplo, alcanzar el delicado equilibrio entre el diseño esqueleto y la funcionalidad requiere una media de dos meses solo en cuanto a las fases de concepción y modelización, así como largas horas de estiraje, biselado y grabado. Todas estas operaciones requieren unas manos hábiles y una paciencia infinita. La manufactura Vacheron Constantin domina este arte, pues lleva ejerciéndolo artesanalmente desde que fabricó el primer puente de volante esqueleto grabado cuando fue fundada hace más de 260 años. El calibre 2260 SQ se adscribe naturalmente a esta antigua tradición artesanal. Su construcción particular en varios niveles se traduce en una superficie importante para decorar y, por ende, en una mayor carga de trabajo artesanal. Si lo comparamos con un movimiento macizo, un solo calibre 2260 SQ requiere 10 horas más de biselado y estiraje, así como 40 horas adicionales de grabado.
 
Un reloj excepcional distinguido con el Punzón de Ginebra
En Vacheron Constantin, la excelencia y la atención al detalle no se limitan al movimiento, por muy excepcional que sea este. La fascinante arquitectura mecánica del calibre 2260 SQ está enmarcada con estilo por la pureza de líneas de una caja de platino preciosa. El modelo Patrimony Traditionnelle tourbillon 14 días esqueleto, provisto de una esfera central, luce un elegante anillo gris pizarra alrededor de su aro interior, adornado con unos índices de oro blanco. La jaula del tourbillon gira a las 6 horas sobre una cruz de Malta y arrastra el segundero pequeño.

Desde el mecanismo hasta el exterior, esta nueva creación de Vacheron Constantin es, en su totalidad, el resultado de una ejecución perfecta. De hecho, el modelo luce el prestigioso Punzón de Ginebra, el emblema más distinguido de la alta relojería, que da fe de la calidad y la fiabilidad de un reloj excepcional, fabricado en el cantón de Ginebra.

El arte y la técnica del esqueleto

Un reloj Vacheron Constantin no es un mero objeto de excelencia mecánica que indica la hora, sino una auténtica obra de arte que pone de manifiesto la belleza proveniente de una pericia única, acumulada durante más de 260 años de historia. Desde que fue fundada en 1755, la manufactura se ha servido sistemáticamente de los oficios artesanales ejercidos por expertos artesanos para realzar la belleza de sus creaciones. El grabado artesanal es uno de ellos. Este complicado arte, que requiere una paciencia y una maña excepcionales, se utilizó desde el principio para obtener una ligereza etérea. El primer reloj que Jean-Marc Vacheron fabricó en 1755 ya estaba provisto de un puente de volante esqueleto grabado. La búsqueda de la transparencia prosiguió con unos componentes mecánicos cada vez más delicados y culminó en 1924 con la fabricación del primer calibre cien por cien esqueleto que latía en el interior de un reloj de bolsillo. La manufactura Vacheron Constantin, una antigua maestra en la práctica de esta complicada disciplina, dio rienda suelta a su creatividad y ha ido fabricando cada vez más calibres esqueleto, tanto simples como complicados, guiándose por su inspiración para vincularlos a otras artes e interpretando estas diminutas maravillas tanto en modelos de bolsillo como en relojes de pulsera a partir de los años 60.

No contenta con ser una de las pocas manufacturas capaces de fabricar unos calibres esqueleto tan complicados como los de repetición de minutos, calendario perpetuo y tourbillon, Vacheron Constantin vuelve a poner a prueba los límites de su arte reinventando la técnica propiamente dicha y los códigos estéticos por los que esta se rige. El grabado se va convirtiendo en una escultura, a medida que las líneas rectas se transforman en curvas entrelazadas, y las piezas del reloj se tornan en obras de arte arquitectónicas con unos juegos de luces fascinantes. 

La técnica del esqueleto o el arte de
la magia mecánica etérea y transparente
 
La primera y fundamental intervención del relojero
Si bien es cierto que la del esqueleto es de por sí una técnica puramente estética, si la comparamos con un calibre macizo, no hace sino añadir complejidad en cada fase. Todo comienza con un examen exhaustivo del movimiento, que se trabajará todo lo posible para revelar su belleza interior. Esta labor requiere toda la experiencia de los mejores maestros relojeros, pues se debe guardar un delicado equilibrio entre la extracción de la mayor cantidad posible de material y la preservación de la absoluta funcionalidad del calibre. Las fases de conceptualización, diseño y modelización llevan varios cientos de horas, una cifra que puede ser mayor en función del grado de sofisticación del calibre, especialmente por lo que se refiere a las complicaciones.
 
El turno de los artesanos
Una vez que se ha encontrado ese delicado equilibrio, es el turno de los artesanos, quienes dan comienzo a un largo trabajo que requiere paciencia, precisión y rigor. La platina, los puentes, el barrilete y demás piezas mecánicas, ya perforadas y cortadas, ocuparán sus hábiles manos durante docenas de horas, hasta que estén listas para revelar su atractivo nuevo rostro. Los artesanos trabajan a mano cada componente para crear delicados contrastes entre el acabado pulido del biselado que captará la luz y el efecto mate del estiraje manual que realzará el brillo. Esta labor, que ya es complicada de por sí, se ve dificultada por las aberturas curvilíneas y los ángulos internos —algunos de menos de 45º— que Vacheron Constantin tanto utiliza en sus relojes esqueleto y que ninguna máquina podría reproducir.

Al biselado y al estiraje manual le sucede el grabado propiamente dicho. Mediante una serie de incisiones realizadas meticulosamente con el buril, el grabador esculpe el material de cada calibre durante alrededor de una semana para reproducir la original decoración ideada por Vacheron Constantin, que habrá de lucir un exquisito relieve redondeado. La precisión de los gestos —que, en algunos casos, se acerca a la décima de milímetro— y la sensibilidad estética del artesano están perfectamente coordinadas para imprimir un carácter único en cada componente.  

Vuelta a la mesa de trabajo
El montaje y el ajuste de un calibre esqueleto es una tarea especialmente difícil, ya que la pérdida de material que conlleva la técnica del esqueleto provoca algunas deformaciones en las piezas. Por lo tanto, el relojero debe retocarlas una y otra vez hasta que se cerciore de que interactúan de manera impecable. Se trata de un proceso largo, en el que se asegurará de que no hay polvo en los huecos de las superficies y respetará escrupulosamente los requisitos sumamente estrictos impuestos por el Punzón de Ginebra. El relojero dedica una atención especial a cada pieza, particularmente a las biseladas, a fin de garantizar la perfección de su estética y su funcionalidad. Tal perfección vuelve a ponerse a prueba rigurosamente al encajar el movimiento esqueleto, cuya transparencia revela todas las imperfecciones, por muy insignificantes que sean. Mucho antes de que comiencen las eternas pruebas de estanquidad, fiabilidad y precisión, el calibre vuelve varias veces a la mesa de trabajo, hasta que la magia de un movimiento esqueleto magistral empieza a surtir efecto. Como en tantos otros campos, en el sector de la relojería, todo lo excepcional nace de la excelencia y la paciencia. 
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Patrimony Traditionnelle tourbillon 14 días esqueleto  
Ref.: 89010/000P-9935  Reloj distinguido con el Punzón de Ginebra  

Calibre

  • 2260 SQ  
  • Desarrollado y manufacturado por Vacheron Constantin  
  • Mecánico, carga manual  
  • 29,10 mm de diámetro  
  • 6,80 mm de grosor  
  • Aproximadamente 336 horas de reserva de marcha  
  • 2,5 Hz (18.000 alternancias/hora)  
  • 231 piezas  
  • 31 rubíes  

Indicaciones

  • Horas  
  • Minutos  
  • Segundero pequeño a las seis horas en la jaula del tourbillon  
  • Reserva de marcha Tourbillon  

Caja

  • Platino 950  
  • 42,00 mm de diámetro, 12,22 mm de grosor  
  • Fondo de cristal de zafiro transparente  
  • Estanquidad probada a una presión de 3 bares (aproximadamente 30 metros de profundidad)   

Esfera Anillo exterior color pizarra con índices aplicados en oro blanco de 18 quilates e indicaciones pintadas de blanco  

Correa Piel de Alligator mississippiensis negra, cosida a mano, acabado artesanal, escamas cuadradas grandes  

Cierre

  • Triple cierre desplegable de platino 950  
  • Con forma de media cruz de Malta pulida