Cuando el grabado se convierte en escultura
Dos mundos que evolucionaron de forma análoga a finales del siglo XIX se dan la mano en estas nuevas creaciones de Vacheron Constantin: la arquitectura y la relojería. La estructura etérea, transparente y delicadamente arqueada de este trabajo escultural, desarrollado a partir de uno de los movimientos estrella de la casa, el calibre 4400, es un canto al arte del esqueleto y evoca vívidamente las grandes estaciones de trenes europeas, símbolo de la edad dorada de la revolución industrial. Se ha reinventado la técnica del grabado para acercarla a la de la escultura, proyectando unos juegos de luces fascinantes en una arquitectura tridimensional, sublimada por otra artesanía: la del esmalte grand feu.
Convergencia de dos mundos hacia un ideal común
Al desarrollarse la red ferroviaria en el siglo XIX, las principales estaciones europeas de aquella época se convirtieron en el símbolo del cambio frenético y el intercambio cultural. El estallido de la revolución industrial desató un cambio radical en la relación con el tiempo. Era el momento de ofrecer a los viajeros un punto de referencia común. Así fue cómo los grandes relojes centrales, con sus números romanos perfectamente legibles, comenzaron a marcar el ritmo de la actividad de las estaciones. La arquitectura de aquellos edificios emblemáticos del progreso también experimentó importantes cambios, dictados por consideraciones técnicas y estéticas. Las enormes y sólidas instalaciones de antaño dejaron paso a unas construcciones más espaciosas con suntuosos arcos y bóvedas de crucería de inspiración gótica, en un afán por crear un ambiente más desenfadado y luminoso y optimizar la distribución de la carga.
La relojería, otro símbolo del tiempo en movimiento, experimentó una evolución similar. Los imponentes calibres de los relojes de bolsillo se fueron haciendo cada vez más planos a fuerza de dedicar mucho tiempo y paciencia a reducir el diámetro y el grosor de las piezas. Los primeros relojes esqueleto del siglo XIX nacieron de la búsqueda de un estilo más etéreo, de una voluntad análoga a la imperante en la arquitectura de la época: la de conciliar la técnica con la estética. Se extraía la mayor cantidad posible de material de los calibres a fin de aligerarlos y dejar pasar la luz. Este ejercicio de estilo requería un dominio absoluto de la ciencia de la relojería para no obstaculizar el buen funcionamiento del reloj.
Una búsqueda histórica
Si bien es cierto que el primer calibre cien por cien esqueleto de Vacheron Constantin no se presentó hasta 1924, la manufactura fue pionera en este campo de investigación estilística, pues el primer reloj que Jean-Marc Vacheron fabricó en 1755 ya estaba provisto de un puente de volante esqueleto grabado. En su incesante búsqueda de la transparencia mecánica, que prosiguió en los años siguientes, la manufactura fue fabricando unos movimientos con unas piezas cada vez más finas. Los relojes de bolsillo dejaron paso a los movimientos esqueleto para relojes de pulsera a partir de los años 60, con los que la manufactura no dejó de poner a prueba los límites de su arte, fabricando unos calibres esqueleto tan complicados como el repetición de minutos, el calendario perpetuo y el tourbillon, incluso en modelos ultraplanos.
El paso del tiempo no ha saciado ni un ápice su sed de retos creativos. No hay más que ver el último lanzamiento, una magnífica obra mecánica que evoca los grandes ventanales de cristal de las estaciones de trenes históricas, que descansan sobre unas bóvedas de crucería de inspiración gótica. Este impresionante trabajo artístico se plasma en un espectacular grabado artesanal que parece una escultura, orquestada por una sinfonía de curvas que representan una arquitectura tridimensional bañada literalmente en luz.
Nuevos hitos en el arte del grabado
El arte de los movimientos esqueleto es muy laborioso, pues implica la extracción de la mayor cantidad posible de material de las piezas mecánicas sin obstaculizar el buen funcionamiento del reloj. Normalmente los relojeros parten de un calibre macizo existente, que se somete a un largo proceso de conceptualización, diseño y modelado para ejercer la magia del arte del esqueleto. El nuevo Métiers d’Art Mécaniques Ajourées no es una excepción, pues luce el primer modelo esqueleto de un movimiento emblemático de la casa: el calibre de carga manual 4400. Costó varios cientos de horas lograr el equilibrio perfecto entre una estética etérea y la funcionalidad. Además de la proeza de extraer casi la mitad del material del calibre 4400 macizo, los relojeros y artesanos de la manufactura acometieron otro reto: transformar el nuevo movimiento en una auténtica obra arquitectónica tridimensional aportando un vibrante juego de luces y sombras. Al hacer realidad tamaño reto, se ha logrado un hito en el antiguo arte del grabado artesanal. En lugar de cortar la superficie lisa de la platina y los puentes con una pequeña sierra, antes de proceder al estiraje con lima y al biselado, los grabadores han grabado con esmero las piezas alrededor de toda su circunferencia, creando una auténtica escultura con volumen tridimensional y profundidad. Inspirándose en las bóvedas de crucería de las estaciones de trenes de finales del siglo XIX, los artesanos han burilado el calibre meticulosamente para crear unos arcos delicados que conforman una fascinante arquitectura de curvas. Estas formas redondeadas suponen un cambio radical con respecto a las líneas rectas de los movimientos esqueleto clásicos y complican todavía más el proceso de biselado y estiraje manual. En un entrelazado de ángulos internos que solo la mano del hombre es capaz de crear, las zonas pulidas captan la luz, mientras que el acabado mate del estiraje manual realza el contraste entre estas superficies y el brillo de las pulidas. La delicada alquimia de estos acabados artesanales se sublima mediante el efecto relieve de las bóvedas grabadas, que se ha logrado después de tres días de trabajo, durante los que se ha conferido un carácter único a cada calibre.
Cuando una artesanía sublima otra
El exquisito mecanismo esqueleto del modelo Métiers d’Art Mécaniques Ajourées constituye una reinterpretación contemporánea del arte ancestral del grabado artesanal, y lo enaltece otra artesanía en la que la manufactura Vacheron Constantin ha destacado desde siempre: el esmalte grand feu. Haciendo gala una vez más de su extraordinaria pericia, los artesanos esmaltadores de la casa han coronado el calibre con un anillo. Se trata de un trabajo meticuloso que requiere un gran virtuosismo, ya que, dada la forma circular del anillo de esmalte, el riesgo de deformación es considerable. Esta arriesgada tarea se ha ejecutado de manera brillante, a pesar de que planteaba otra dificultad: conseguir un negro opaco e intenso, uno de los tonos más difíciles de lograr con el esmalte grand feu. La dificultad del reto radica en que, cuanto más oscuro es el color, más evidencia la luz las imperfecciones, incluso las más insignificantes. Para captar toda la belleza del negro, el maestro esmaltador ha tenido que crear una superficie totalmente lisa y uniforme a fin de evitar que se formen burbujas no deseadas durante las sucesivas cocciones del esmalte.
En el anillo de esmalte, disponible en negro, azul y gris, destacan los números romanos, que recuerdan los de los relojes centrales de las grandes estaciones de trenes europeas de finales del siglo XIX, en armonía con los motivos arquitectónicos grabados en el calibre.
El modelo Métiers d’Art Mécaniques Ajourées de alta relojería incorpora otra artesanía a esta fascinante obra: el engaste de piedras preciosas. Cuarenta y dos diamantes talla baguette iluminan el bisel, y doce son los que se han engastado en el cierre de la correa de piel de aligátor cosida a mano y con acabado artesanal. El reloj lleva cincuenta y cuatro diamantes talla baguette engastados de aproximadamente 2,80 quilates en total.
Un reloj distinguido con el prestigioso Punzón de Ginebra
Si bien es cierto que la arquitectura esqueleto del calibre 4400SQ revela un grabado artesanal fascinante, no eclipsa en absoluto la calidad técnica de este magnífico mecanismo. El movimiento, cuya frecuencia de batido es de 28.800 vibraciones por hora, se caracteriza por su extraordinaria precisión y tiene una reserva de marcha impresionante: 65 horas que resultan sumamente prácticas para un calibre de carga manual. No obstante, las funciones mecánicas no son las únicas características del modelo que cumplen los criterios de calidad más estrictos de la alta relojería, pues es el modelo en su totalidad el que ha sido distinguido con el Punzón de Ginebra. Este sello constituye una garantía de calidad, origen y durabilidad que atañe a todo el modelo y garantiza plenamente al dueño, que posee un reloj absolutamente excepcional.
El arte y la técnica del esqueleto
Un reloj Vacheron Constantin no es un mero objeto de excelencia mecánica que indica la hora, sino una auténtica obra de arte que pone de manifiesto la belleza proveniente de una pericia única, acumulada durante más de 260 años de historia. Desde que fue fundada en 1755, la manufactura se ha servido sistemáticamente de los oficios artesanales ejercidos por expertos artesanos para realzar la belleza de sus creaciones. El grabado artesanal es uno de ellos. Este complicado arte, que requiere una paciencia y una maña excepcionales, se utilizó desde el principio para obtener una ligereza etérea. El primer reloj que Jean-Marc Vacheron fabricó en 1755 ya estaba provisto de un puente de volante esqueleto grabado. La búsqueda de la transparencia prosiguió con unos componentes mecánicos cada vez más delicados y culminó en 1924 con la fabricación del primer calibre cien por cien esqueleto que latía en el interior de un reloj de bolsillo. La manufactura Vacheron Constantin, una antigua maestra en la práctica de esta complicada disciplina, dio rienda suelta a su creatividad y ha ido fabricando cada vez más calibres esqueleto, tanto simples como complicados, guiándose por su inspiración para vincularlos a otras artes e interpretando estas diminutas maravillas tanto en modelos de bolsillo como en relojes de pulsera a partir de los años 60. No contenta con ser una de las pocas manufacturas capaces de fabricar unos calibres esqueleto tan complicados como los de repetición de minutos, calendario perpetuo y tourbillon, Vacheron Constantin vuelve a poner a prueba los límites de su arte reinventando la técnica propiamente dicha y los códigos estéticos por los que esta se rige. El grabado se va convirtiendo en una escultura, a medida que las líneas rectas se transforman en curvas entrelazadas, y las piezas del reloj se tornan en obras de arte arquitectónicas con unos juegos de luces fascinantes.
Al biselado y al estiraje manual le sucede el grabado propiamente dicho. Mediante una serie de incisiones realizadas meticulosamente con el buril, el grabador esculpe el material de cada calibre durante alrededor de una semana para reproducir la original decoración ideada por Vacheron Constantin, que habrá de lucir un exquisito relieve redondeado. La precisión de los gestos —que, en algunos casos, se acerca a la décima de milímetro— y la sensibilidad estética del artesano están perfectamente coordinadas para imprimir un carácter único en cada componente.
Invalid Scald ID.
Métiers d’Art Mécaniques Ajourées
Ref.:
- 82620/000G-9924: alta relojería (anillo de esmalte negro)
- 82020/000G-9924 (anillo de esmalte negro)
- 82020/000G-9925 (anillo de esmalte azul)
- 82020/000G-9926 (anillo de esmalte gris)
- Relojes distinguidos con el Punzón de Ginebra
Calibre
- 4400SQ
- Desarrollado y manufacturado por Vacheron Constantin
- Mecánico, carga manual
- 28,60 mm de diámetro
- 2,80 mm de grosor
- Aproximadamente 65 horas de reserva de marcha
- 4 Hz (28.800 alternancias/hora)
- 127 piezas
- 21 rubíes
Indicaciones Horas y minutos
Caja
- Oro blanco de 18 quilates
- Modelo de alta joyería: bisel con diamantes engastados (42 diamantes talla baguette con un peso de aproximadamente 2,00 quilates en total)
- 40 mm de diámetro, 7,50 mm de grosor
- Fondo de cristal de zafiro transparente
- Estanquidad probada a una presión de 3 bares (aproximadamente 30 metros de profundidad)
Esfera
- Anillo exterior de esmalte (grand feu) negro, azul o gris opaco
- Números romanos esqueleto en un anillo de oro de 18 quilates
Correa
- Piel de Alligator mississippiensis negra o azul oscura cosida a mano, con acabado artesanal y con escamas cuadradas grandes
Cierre
- Hebilla de oro blanco de 18 quilates Modelo de alta joyería: hebilla con diamantes engastados (12 diamantes talla baguette con un peso de aproximadamente 0,82 quilates en total)
- Con forma de media cruz de Malta